lunes, 29 de octubre de 2012

La magia del Maestrazgo...

Así es, explorando lo más profundo de nuestra tierra te vas dando cuenta poco a poco que no hace falta pretender horizontes lejanos para encontrar paraisos cercanos.
Este finde nos hemos sentido aventureros en nuestra propia casa, el Raspador, el Torrejón, los Menhires y los Morrones han sido los culpables esta vez, pero cuántos más podríamos encontrar por estos lugares??? tendríamos que vivir dos veces para poder llegar a cada detalle, a cada recoveco...
Hoy lunes, aunque agotados físicamente por lo cumplido, podemos afrontar la semana pletóricos, trasladando simplemente nuestra mente a nuestro antojo, libremente, a ese Maestrazgo mágico repleto de rincones por descubrir que nos alejará de nuestros males cotidianos en cada momento. Medicina apta para el consumo humano de forma abundante y en grandes dosis. Tierra de contrastes de escala infinita.

reunión de fortuna en el Raspador de Villarluengo
cima del Torrejón en Ejulve


Dormimos en el refugio del Higueral, para nosotros un hotel de lujo en medio de la nada, o mejor dicho, en medio de todo, cuidado cariñosamente por Jordi y su familia, con los que compartimos vino y escaladas al calor del fuego del hogar.
pasamos la noche en el refugio del Higueral, cerca de Ladruñán


El domingo amaneció frío y ventoso, recordándonos una y otra vez que se nos mete ya el invierno, aunque nosotros, animados por nuestra gran pasión, olvidamos por completo todo lo que acontecía a nuestro alrededor, solo la pérdida de sensibilidad en los dedos nos trasladaba nuevamente a la cruda realidad.
Nos despidió el Maestrazgo con la luna llena, invitándonos a contemplar tranquilamente el anochecer, pensativos, reflexionando sobre el mundo y sus devenires, y confirmando que la verdadera felicidad es monopolio de los sencillos.

Luis y Javier en los Menhires de La Algecira        rapelando la sur de los Morrones de Ladruñán  

terminamos el finde disfrutando del anochecer en el corazón de este Maestrazgo mágico


lunes, 22 de octubre de 2012

Como gladiadores esperando a Los Morrones


Los Morrones de Ladruñán.
Inquietos por no poder alcanzar las cumbres de los seis dientes de los Morrones de Ladruñán nos quedamos todo el día tras los cristales viendo como diluviaba en el tercer fin de semana de octubre. Era necesario que lloviese después de tantos meses de fuerte sequía, estábamos contentos por ello, pero también ansiosos por escalar. La sensación es extraña y genera sentimientos contrapuestos. Imagino que del mismo modo se sentirían los gladiadores romanos aguardando en la galería subterránea del anfiteatro para salir a luchar. Nervios por terminar lo que ya no tiene vuelta atrás por decisión propia a sabiendas de que te juegas la vida en el intento, evocando en la mente como puede ser la gloria de la victoria o por el contrario tu final, transmitiendo en la agonía las últimas voluntades a tu compañero -“Por favor no dejes que esto acabe tras mi deceso, lucha por alcanzar nuestro sueño de vencer siempre. Cuéntales a todos que fuimos muy felices intentándolo y que nos sentimos grandes ganando esplendor y gloria en cada victoria”.
Los Morrones de Ladruñán son unos Mallos-testigo del conglomerado terciario que han quedado erguidos como menhires, tras la denudación de los materiales que los mantenían enterrados desde hace unos 25 millones de años. La erosión ha exhumado sus imponentes esqueletos e impresionan a todo aquel que mantiene su mirada hacia ellos cuando se aparecen tras la curva descendente al salir de la rambla en el camino del Mas de Pardo. Nosotros hemos aceptado el desafío de sus miradas, escalarlos.

sábado, 6 de octubre de 2012

A caballo entre dos términos.


La cresta del Hocino del Pajazo. Las parras de Martín-El Pajazo.
 
 
El abrupto nacimiento del río Martín y los afluentes de su cabecera han generado un fabuloso paisaje de cañones, cortados y cascadas que hasta hace muy poco tiempo estaba oculto como un tesoro y era desconocido para la mayoría de los turolenses y foráneos.
Una serie de formaciones rocosas plegadas e inclinadas hasta la verticalidad por la orogenia alpina y dispuestas de forma perperdicular al curso del río, han obligado ha que este las erosionara con cincel de artista generando pasos del cauce en forma de U con grandes desniveles. En los últimos millones de años el río de las Parras de Martín y sus torrentes han conseguido vaciar los materiales más blandos dejando al desnudo los estratos rocosos que apuntan hacia el cielo como altas torres y largas murallas gigantescas e infranqueables.

Javier en el cuarto largo                                         Luis cresteando en ensamble
 los brutales y agrestes primeros 250 mts. de escalada
 

viernes, 5 de octubre de 2012

Sube tú la cruz, que yo clavaré los clavos...








 
   









 
 

   con la Cruz a cuestas camino del... Mojón    Luis, como siempre, invirtiendo los términos                                         

Existe cierto cruce de información contrapuesta sobre el origen de la antigua cruz, ya caída, del Mojón de Cutanda. Cuentan algunos ancianos que al Mojón de su pueblo no ha subido nadie desde los tiempos previos a la reconquista, donde los “moros” colocaron entonces una cruz. A mí me entra la risa y tengo que contenerme al oírlo, pues hoy nos han encargado que restauremos dicho símbolo colocando una nueva cruz de hierro más pesada, incluso, que lo que simboliza. Otros creen que fueron los cristianos “-hace quinientos años o más”- aseguran. Casi novecientos años después de su mítica batalla reconquistadora somos nosotros los que hemos tenido que subir a restaurar la cruz. Estirando de la soga que nos han proporcionado los obsesionados abuelos, me sentía fuera de sitio como en un sueño donde realizas mecánicamente y sin pensar una acción contraria a tus principios. No es la cruz ni su peso, es el mal uso que se ha hecho de las enseñanzas de cristo y en su nombre durante los últimos dos mil años. Pero visto lo visto hoy, cualquier cosa es creíble, aunque no haya nadie más lejos de las creencias cristianas que los almorávides del siglo XII y yo siga actualmente en las antípodas de toda doctrina religiosa.
el Mojón de Cutanda