miércoles, 26 de diciembre de 2012

Medio centenar


   Javier y Luis sobre la escultura del peruano

Seguiremos escalando, no sabemos hacer otra cosa. Todo lo que hemos visto y aprendido nos lleva a pensar que el mundo es infinito y no somos capaces de saborearlo al máximo solo con el transcurso de una vida. Así que aprovechando que estábamos aquí, y como es preciso hacer siempre una visita a la escultura del peruano situada en la cabecera del barranco Cardoso, hemos querido colocarnos encima de la roca que le sirvió a Mauro Mistiano para grabar en bajo relieve sobre esta arenisca roja, una divinidad inca colocada en la empuñadura de un tumi o cuchillo ceremonial, hermanando de esta manera dos culturas y dos pueblos bien separados por el Atlántico: Arequipa en Perú y Pozondón en España. Quién sabe si nuestro eterno recorrido escalando piedras llegará algún día a la tierra de los Quechuas. 



No queríamos irnos de aquí sin probar alguna otra, y más ahora que hemos cumplido nuestras cincuenta puntas y parece que todo se acaba, la mitad del título de nuestro proyecto. Lo que resta desde el ecuador siempre parece más pequeño, más rápido, más fugaz, como un cuarto menguante, entonces comienza la nostalgia por la ilusión de los comienzos y da pena que se acerque el final.

Javier sobre la cumbre de Peña Grande

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