domingo, 4 de agosto de 2013

El Estrecho Altoya y La Virgen de la Peña...


Comienza la cuenta atrás, Molinos y Berge nos han servido de escenario para las puntas número 90 y 91. A nuestros oídos llegan la melodía y los acordes de Europe y su “The Final Countdown” evocados desde los recuerdos de aquella nochevieja de 1986. Tan solo diez puntas más para llegar al redondo número que propusimos y nunca pensamos alcanzar. Tan solo diez imágenes más subidos en lo más afilado de las agujas rocosas levantando los brazos en señal de victoria, haciendo muecas extrañas con el cuerpo o alzando el puño en alto reivindicando no sé el qué.
Tan solo diez…



En Molinos…
Cuando cae la tarde un pastor suelta su pequeño rebaño de ojinegras por entre nuestros coches en el estrecho valle que conduce a los paraísos subterráneos de famosas cuevas de Cristal, Baticambras y sus aledañas.
Al preguntarle por el nombre de las puntas y crestas que acabamos de escalar, nos amonesta proponiendo que para la próxima vez aparquemos bajo las nogueras de su corral, la ovejas con tanto calor no quieren salir a pastar y cualquier pequeño obstáculo les sirve de excusa para no caminar. -“El Estrecho Altoya, así está reflejado en el catastro”- concluye, haciendo caso omiso a nuestras emocionadas explicaciones sobre este proyecto de escalada turolense.


En Berge…
La soledad  y  la paz más absoluta en el curioso y bien conservado santuario de la Virgen de la Peña, rodea los edificios, los altos y cónicos cipreses y las cresteantes rocas que queremos escalar. Aparcamos en la plaza de la ermita.
Un sol amarillo y tenue se desliza por el horizonte mientras nos alzamos en equilibrio estático sobre la rocas ligeramente apoyadas en su base, sospechando que en cualquier momento puedan ponerse en movimiento como ocurrió en 1936 cuando una de ellas derruyó el templo que luego fue restaurado en el 50. Por eso ni siquiera respiramos mientras estuvimos arriba procurando bajar muy despacito, los dos a la vez, por contrapeso, para evitar desequilibrar la armonía de aquel atardecer en sustentación.


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