lunes, 7 de octubre de 2013

El mito de La Crebada...

La Crebada desde La Algecira

Territorio de intensa historia impregnada en el paisaje y en la desmemoria de los hombres. Es el Guadalope (río de lobos) un buen lugar para la reflexión geológica, política y social.

A lo largo de millones de años, los intensos plegamientos tectónicos han configurado una tierra enrevesada, abrupta y dificilmente atravesable, pero al mismo tiempo maravillosa por sus inaccesibilidad y la posesión de innumerables refugios clandestinos y de rincones secretos perdidos. Ya en el siglo pasado, los convulsos embates bélicos hicieron mella en una población cargada de miedo atroz, cuando tras una agónica e interminable Guerra Civil, la zona se convirtió en lugar de morada para el Maquis y numerosos miembros de la Guardia Civil que extorsionaban a la población civil clamando venganza en nombre de la justicia.
Se encuentra La Crebada al otro lado de la central hidroeléctrica “Maestrazgo”. La misma que fuera volada con dinamita en dos ocasiones para sabotear al régimen fascista. La misma que ha visto durante casi 100 años la huida continua del agua río abajo y el éxodo de los pobladores hacia tierras aparentemente más prósperas. La misma que hoy queda ya inservible por la inundación de la nueva represa de Santolea y su recrecimiento. Nuevamente la insensibilidad de los que gobiernan y ordenan los planes hidráulicos y territoriales desoye los gemidos de una tierra que expira ahogada por la dejadez y el abandono hacia un desarrollo insostenible, acosada por los ataques del fuego, de los pantanos, de los desmesurados parques eólicos y de las líneas de muy alta tensión que convierten el terreno en una fábrica de materias primas que solo disfrutarán en las grandes urbes. Aquí no van a dejar nada y hay mucho patrimonio por preservar. El primero de ellos es la población humana que está reducida a un mínimo paupérrimo y sin ella el territorio quedará a la deriva.
Espolón este de La Crebada

Nosotros venimos aquí a homenajear a los pobladores que han sabido amar este magnífico entorno. Algunos de ellos aseguran que las rocas que hay frente a La Alcecira (del árabe: la isla verde) son las más bellas del mundo. A nosotros hoy también nos lo parecen. Peña Crebada es la mayor de las piedras desprendidas del Cantalar que salpican la ladera sur del Guadalope, tan grande que quedó erguida como un gigante apoyada en la tierra al pie del acantilado pero sola, inmensa e inaccesible con su afilada punta orientada hacia el cielo, al que miramos con recelo por si acaso. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario